El trabajo puede ser una ayuda para las relaciones entre el hombre y el lobo, muy encontradas en esta parte de la Cordillera Cantábrica. Los datos del estudio podrán ser utilizados en su momento para defender los rebaños una vez que se conozcan, por ejemplo, las áreas de campeo del predador, incluso la identidad de los responsables de los ataques, lo que facilitaría y agilizaría el pago de indemnizaciones.
El radiomarcaje pretende realizarse a lo largo del año. Pero de momento se están adelantando trabajos previos de muestreo. Estos días se han dado las condiciones meteorológicas y técnicas idóneas para realizar la última salida de campo en nieve. Biólogos de la empresa Arena, contratada por el parque nacional para realizar la asistencia técnica en torno al lobo en Picos de Europa, realizan el seguimiento de poblaciones de cánidos en el espacio protegido y los recorridos en nieve de estos últimos días son esenciales para definir la movilidad de los ejemplares más activos. En el segundo semestre del 2009 se realizaron dos campañas de muestreo correspondientes a la temporada de verano, una en agosto y otra en noviembre, mientras que las de invierno se han repartido entre diciembre y la pasada semana. La primera jornada de búsqueda de esta última etapa se desarrolló el pasado lunes y tuvo como resultado general el hallazgo de huellas y otras evidencias de, al menos, seis lobos pertenecientes a dos grupos. El equipo de trabajo, al que en esta ocasión no se pudo sumar el biólogo Luis Llaneza, se desplazó hasta las cumbres del puerto de Pandetrave (1.562 metros de altitud) durante casi cinco horas en una mañana soleada, pero extraordinariamente fría. Este periódico acompañó al biólogo Emilio José García y a tres de los guardas del parque nacional que mejor conocen este territorio situado entre Santa Marina de Valdeón y Portilla de la Reina, en la unión de la carretera que va de Potes a Riaño por el puerto de San Glorio: son Félix Rojo, Pedro Martínez y José Manuel Pérez. Cargados con un GPS para localizar las coordenadas de cualquier hallazgo, bolsas asépticas donde introducir excrementos y unas raquetas para caminar sobre el metro y pico de nieve son los únicos elementos que llevan consigo para detectar cualquier información que se encuentre a unos cuantos kilómetros a la redonda.
Zona cero. El punto de partida es la carretera de Santa Marina, desde donde los miembros del equipo se distribuyen en cuatro direcciones distintas. El objetivo «es cortar» cualquier rastro del lobo, afirma el biólogo durante el ascenso. Eso significa ir atento en todo momento para no perder de vista cualquier posibilidad, puesto que la nieve arrastrada por el viento cubre todo rastro, algunas veces imperceptible para ojos inexpertos y, sin embargo, muy importante si lleva a indicios como los excrementos hallados por Emilio García en un valle atravesado por un arroyo letal para los ungulados. «Como se caigan, ahí, la palman porque dicen que se les congela la sangre y están muy cansados para salir por su cuenta», revela uno de los guardas durante el viaje que culmina en las cimas más altas del puerto. Allí, donde se buscan las huellas de los últimos lobos de Picos de Europa, está uno de los mejores miradores naturales hacia el macizo central, donde se aprecian Torre del Friero, Torre del Hoyo Chico y Torre Salinas, y también hacia el occidental (Torre Bermeja) y los valles de Valdeón.
Una vez que se delimiten los movimientos de los ejemplares se sabrá, más o menos, las áreas que frecuentan y las rutas que siguen para buscar presas. Todo ello hará mucho más fácil la localización de ejemplares en el momento de hacer la captura para el radiomarcaje.
La difícil captura. En cuanto los lobos estén capturados -"desde luego ésta es la parte más compleja de todo el proceso-" se les colocará el collar. La experiencia seguida en lugares como Galicia aconseja apresar en vivo un lobo por grupo reproductor localizado, al que se pretende dotar de un radiomarcaje por GPS/GSM, lo que permitirá la grabación y trasmisión de datos vía satélite y la recogida en sistema digital. El transmisor GPS enviará los datos de posicionamiento y permitirá conocer cuál ha sido el movimiento de un determinado ejemplar en un tiempo concreto. Por el contrario, la tecnología GSM es una herramienta de localización que ofrecen incluso los operadores de teléfonos móviles que permite determinar con precisión dónde se encuentra un lobo en tiempo real. El coste del trabajo adjudicado a Arena supera los 55.000 euros.
Esta asesoría sobre recursos naturales también ha realizado el seguimiento de la reproducción de las manadas de lobos del parque nacional y su entorno durante la última temporada de reproducción. Este seguimiento se ha realizado mediante la aplicación de métodos de muestreo directos e indirectos, con el fin de tratar de localizar los grupos reproductores de lobos, que identifican tan sólo en cuatro puntos del parque. El censo actualizado constata la presencia en Picos de Europa de al menos cinco manadas de lobos con una media de cinco a nueve integrantes, lo que arrojaría una cifra final de entre 25 y 45 lobos en todo el parque, sin contar los que hacen vida aislada. Valdeón, en la provincia de León, Lagos de Covadonga (Asturias), Fonfría (Cantabria) y Cabrales-Tresviso (Asturias-Cantabria
Cada vez más daños. En función de los intereses de cada sector, la opinión en torno a los daños ocasionados por el lobo es muy diferente, pero lo cierto es que su trascendencia en León es mínima; no así en el resto de vertientes del espacio. La dirección del parque nacional tramitó el año pasado un total de 73 expedientes por daños ocasionados por el lobo frente a los 50 abiertos en el 2008, lo que supuso un incremento del 46%, según la información manejada por el Ministerio de Medio Ambiente. El número de cabezas predadas fue de 200 frente a las 157 del 2008 (27%). «Particularmente preocupante» es el incremento registrado en ataques a cabeza de ganado vacuno (32 en el 2009 frente a 13 en el 2008) y, sobre todo, su incidencia en la vertiente asturiana de Picos, concretamente en Lagos de Covadonga, donde en agosto el pasado año se llegó a producir la muerte de cinco ejemplares en el mismo día. «Esto determinó una compleja situación social, máxime cuando el grupo reproductor había manifestado un contenido grado de predación sobre crías de vacuno en años anteriores, también con reproducción confirmada», indican los mismos datos. El importe de los daños por ataque de lobo también se ha incrementado, pasando de 23.731 euros del año 2008 a los 42.227 euros del 2009, con un incremento del 78%, aunque no todo imputable al incremento de daños, pues en el 2008 se acordó un incremento del 10% en el baremo de daños por ataques a ganado.