Foto; Lobo ibérico en un monte del parque natural de Fuentes del Narcea. (GECA).
Javier Talegón Sevillano. Biólogo y experto en el lobo ibérico
El lobo es para muchos ganaderos el principal enemigo de sus explotaciones. Sin embargo, los defensores de este depredador, clave en los ecosistemas, abogan por aprovecharlo como un recurso de desarrollo más de las zonas rurales donde se asienta.
Biólogo, vinculado desde 1995 al estudio y conservación del lobo en Castilla y León, ha participado en varios proyectos relacionados con esta especie: diagnósticos de población, daños al ganado, impactos de grandes infraestructuras y educación ambiental. Entre los años 2005 y 2008 estudió la población de lobos de Salamanca en el marco de un proyecto europeo para compatibilizar la presencia de los grandes depredadores con la ganadería.
¿Es tan malo el lobo como lo pintan algunos? ¿Qué hay de mito y qué hay de
realidad en la vida de este depredador?
En la naturaleza no hay ni buenos ni malos, esta clasificación es una clara e interesada invención humana; la realidad es que existen por un lado los depredadores, como el lobo, que para alimentarse cazan herbívoros, como el ganado. A pesar de ser una especie muy estudiada, en la actualidad es grande la incultura y el desconocimiento en torno a este animal (por ejemplo el
acusarle de todos los daños al ganado, cuando la realidad es muy diferente).
En el pasado, el hombre y el lobo han sido competidores y enemigos. ¿Qué relación entre ambos cabría esperar en el futuro?
No queda más remedio que un entendimiento. El lobo ya ha pagado con creces las ovejas robadas: ha sufrido una persecución intensa y directa durante siglos (que le ha llevado en muchas zonas a la total erradicación)
¿Por qué protegerlo? ¿Qué beneficios reporta su existencia a la sociedad en
general? El lobo es una joya zoológica que nuestra sociedad quiere y debe conservar; además es una especie clave en los ecosistemas (que a grandes rasgos son funcionales con lobos y que les cuesta funcionar sin ellos). La observación de lobos en libertad es un recurso económico de primer orden en numerosos países; en la Sierra de la Culebra (Zamora), epicentro del turismo lobero de España, se ha estimado que los ingresos procedentes de las visitas de turistas que buscan la observación de la especie alcanzan ya los tres millones de euros anuales.
Su pervivencia resulta controvertida en el ámbito agrario. ¿Cómo se podría conciliar su conservación con el desarrollo del medio rural en los lugares donde habita este cánido?
Utilizando otros argumentos (no solo el del lobo feroz que ataca a los rebaños). En la actualidad, el desarrollo del medio rural se ve obligado a potenciar algunos recursos endógenos hasta ahora desaprovechados y olvidados, como el del lobo vivo como revulsivo económico.
¿Sería posible compatibilizar la conservación del lobo con la actividad ganadera extensiva? ¿Qué medidas pueden tomar los ganaderos para evitar que sus animales sean atacados? Perfectamente. El lobo y la ganadería pueden ser compatibles si existen medidas de protección del ganado. Las explotaciones que emplean alguna medida de prevención (perros guardianes, vallados electrificados, pastores eléctricos o corrales para guardar los rebaños durante las horas nocturnas) son las que sufren menos ataques de lobos. Incluso los daños desaparecen tras el empleo de algunos de estos métodos.
Siendo posible compatibilizar ambas cuestiones, ¿por qué la consideración actual del lobo por parte de los ganaderos es tan deplorable? Está claro que el lobo puede suponer un problema puntual en algunas explotaciones (principalmente extensivas, cuando el ganado está suelto en el
campo sin medidas de prevención). Pero si valoramos globalmente el impacto económico de los lobos en la ganadería española, los números son perfectamente tolerablesŠ ¿el coste de un kilómetro de autovía?
¿Realmente hay que reducir su número? ¿Qué opinión le merecen las batidas de lobos? ¿Son necesarias? ¿Son efectivas? La eliminación de ejemplares puede suponer, en el mejor de los casos, un remedio parcial a la conflictividad generada por los daños. Aunque se eliminen lobos, el conflicto seguirá latente si los rebaños siguen desprotegidos y si existen lobos. El ejemplo más claro y cercano es el norte de Salamanca: una zona con una gran carga ganadera en extensivo con
presencia continua o intermitente de lobos que generan daños. El problema no se va a solucionar con eliminar uno o dos lobos. Nos guste o no, la protección de los rebaños es la solución a largo plazo, pues los lobos van a seguir llegando.
Se dice que algunos ataques al ganado atribuidos a los lobos no son obra de éstos, sino de perros asilvestrados. ¿Es fácil discernir qué especie es la causante de cada ataque? Los perros (errantes, asilvestrados y también domésticos) en ocasiones atacan al ganado y suponen elevadas pérdidas económicas. Negar estos argumentos es contradecir numerosos estudios científicos internacionales. En el Reino Unido donde no existen lobos, 30.000 ovejas y 5.000-10.000 corderos son matados anualmente por los perros incontrolados. Esto supone unas pérdidas de 2,5 millones de euros anuales. Diferenciar un daño de perro de uno de lobo es en general muy complicado si no se emplean técnicas moleculares (análisis de ADN de la saliva encontrada en las lesiones del ganado); entonces ¿por qué nos empeñamos en acusar siempre a los lobos de la mayoría de los daños?